Últimamente
no consigo verte entre la multitud. Me paso frente a tu ventana cada
mañana y solo te limitas a esquivarme. Cierras la ventana y te
vuelves a dormir. Siento que no quieres verme.
Pero
no me rendiré, mañana volveré a pasar, como de costumbre, y llegará el día en el que te levantes y te enfrentes a mí.
Quiero
que te des cuenta que estoy aquí para ayudarte y darle luz a tus
días. Que no estás sola.
Saldré
a buscarte a diario, y te esperaré ahí afuera hasta que te sientas
lo suficientemente fuerte como para hacerlo.
Eso
sí, lamento el no poder quedarme por las noches, pero acabo agotado
de energía. Pero tranquila, que volveré. Siempre vuelvo.
Solo
te daré un consejo, sal. Sal ahí afuera, enfréntate a todo aquello
que hace que estés así y sonríe. Sonríe, porque cuando lo haces,
brillas incluso más que yo.
Atentamente,
El Sol.
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