jueves, 23 de julio de 2020

No te creo

No te creo cuando me dices "te quiero" sin mirarme a los ojos.
No te creo cuando vigilas el móvil en mi ausencia.
Cuando controlas cada paso que doy.
No te creo cuando me haces jurar que te crea.
No te creo cuando en multitud rodeas mi cintura como signo de pertenencia.
No me quieres maquillada, ni con ropa interior provocativa, pero me quieres.
Con la falda más ancha, el pantalón más largo y un escote menos pronunciado.
No te creo cuando insultas. Y menos cuando agredes.
No te creo cuando dices quererme tal como soy, pero yo no me reconozco frente al espejo.
Quieres que te crea con tus múltiples infidelidades que no significan nada.
Quiero creerte, creo creerte. 
Pero ahora toca creer en mí, y en el valor para alejarme de donde no se me quiere.

jueves, 11 de mayo de 2017

Estoy aquí para ayudarte.

Últimamente no consigo verte entre la multitud. Me paso frente a tu ventana cada mañana y solo te limitas a esquivarme. Cierras la ventana y te vuelves a dormir. Siento que no quieres verme.
Pero no me rendiré, mañana volveré a pasar, como de costumbre, y llegará el día en el que te levantes y te enfrentes a mí.
Quiero que te des cuenta que estoy aquí para ayudarte y darle luz a tus días. Que no estás sola.
Saldré a buscarte a diario, y te esperaré ahí afuera hasta que te sientas lo suficientemente fuerte como para hacerlo.
Eso sí, lamento el no poder quedarme por las noches, pero acabo agotado de energía. Pero tranquila, que volveré. Siempre vuelvo.
Solo te daré un consejo, sal. Sal ahí afuera, enfréntate a todo aquello que hace que estés así y sonríe. Sonríe, porque cuando lo haces, brillas incluso más que yo.

Atentamente, El Sol.

jueves, 9 de febrero de 2017

Reencuentro conmigo misma.

Hola, soy yo, he vuelto.

Se que me has echado muchísimo de menos, al igual que yo a ti, de eso que no te quepa duda. Hoy estoy aquí pidiéndote una disculpa y una nueva oportunidad...Sí, otra oportunidad. Se que te he fallado mucho en estos últimos años, pero tan solo era una niña. Espero que lo entiendas.

La gente hablaba, y una de ellas eras tú y no te hacía el mínimo caso. Yo seguía en las mías de que él me quería, pero no. Tardé en comprenderlo pero al final lo logré. Gracias a eso estoy hoy aquí, pidiéndote perdón por los daños causados.
Tenías muchos sueños en lista, solías decir cosas como que nunca jamás ibas a permitir que nadie, bajo ningún concepto conseguiría manipularte… qué ingenua eras pequeña.

Pero bueno, soy de las que piensan que todo pasa por algo y ahora estas aquí, que es lo que importa. Al fin te he recuperado después de tantas idas y venidas.
Después de las charlas que a menudo mantenemos me he dado cuenta de que, vienes más fuerte que nunca, con otros pensamientos, otras ideas y otros sueños, que al fin y al cabo son los mismos que antes.
Tal vez me he perdido varios años de tu vida en los que podríamos haber disfrutado mucho juntas, descubriendo cosas nuevas y experimentando las sensaciones que nos ofrece la vida.
A día de hoy, confío en ti, y se que no me fallarás, que te quedarás siempre para vivir esas sensaciones conmigo. Y esta vez sin que nadie se vuelva a interponer entre nosotras, cortando ese lazo que nos une.

Volveré a conocer a gente porque a pesar de todo, sigo creyendo en el amor, pero mi principal amor eres tu, y eso es algo que la persona a quien le entregue mi corazón, deberá de aceptar. Y no sólo eso, deberá de dejarme tiempo para estar contigo, tu y yo solas, y recuperar ese tiempo perdido, contarnos nuestros gustos y nuestras ilusiones. Y sobretodo compartir los secretos mas íntimos, porque al fin y al cabo eres la única persona en la que confío.


jueves, 29 de diciembre de 2016

Sólo un paso.

"Da tu primer paso ahora, no es necesario que veas el camino completo. Sólo da el primer paso. El resto irá apareciendo a medida que camines"

Chico malo? No, gracias.

Cuántas veces habré escuchado eso de que a las chicas nos gustan los cabrones, los chicos malos, y que los buenos nos aburren. Que nos enemoramos del típico malote rollo Mario Casas en “A tres metros sobre el cielo”. Del ser desquiciado que fuma a escondidas como si no hubiese mañana y que pasa totalmente de ti, que se cree guapo y que piensa que pese a sus mensajes ignorados, plantones y desplantes varios, seguirás comiendo de la palma de su mano porque es taaaaaaaaan guapo, taaaaaaan irresistible y especial que nunca jamás, bajo ningún concepto, conseguirás nada mejor que él y que por tanto, aguantarás, por si algún día se decide a parar de ir de flor en flor y se asienta en la tuya. Que nos gustan los cabrones, dicen. Que pasen un poco de nosotras. Que nos hagan un poco sufrir. ¿En serio? ¿En qué momento alguien comenzó a decir eso? ¿Por qué veis el amor de esa forma? ¿Qué persona con un mínimo de inteligencia cree que a una chica le gusta que le hagan daño y que encima así es como se enamora? Esa afirmación justifica demasiadas cosas insanas, demasiada diferencia, demasiado machismo. Genera inseguridades, ratos de angustia, caras de perro, miedos absurdos, entre otras cosas mucho peores.
No amigos, así no va el juego, no nos gustan los cabrones. Aunque nos hayamos fijado en el repetidor con moto, o hayamos salido con un chico sin empatía ni sensibilidad alguna. Los errores del pasado forman parte del aprendizaje futuro.
No somos tontas, señores. Porque aunque no lo queráis creer, no nos va ese jueguecito de machos que muchos os traéis, ese afán por ser el que tiene el coche más potente o la palanca más larga. Ese rollo, por favor, dejadlo para las películas de acción donde alguna guapa os consiente todas esas chorradas.
No nos gusta estar esperando una respuesta, una muestra de afecto o una frase que nunca llega. No nos gusta que nos queráis para un rato. No nos gusta que nos lleven de la mano como un trofeo al que mostrar, ni que luchen contra dragones por nuestro amor. Nos bastaría con que estuviérais cuando decís que vais a estar. Con que contestárais a cosas a las que es de imbéciles no contestar. Con que diérais la talla y poco más. Con que os comportéis como hombres, y no como niñatos.
Y tú, si eres una de las que siguen pensando eso, déjame decirte que lo piensas porque el sentimiento de “ni sí ni no” o de “ni contigo ni sin ti” es muy potente. Engancha de tal forma que crees que esa ansiedad que te genera el estar pendiente de un hilo es amor. Pero no es cierto. No es amor. Es tu miedo a perder una ilusión. Es la inseguridad que te genera el tener y no tener a la vez lo que hace que creas que le quieres y que no habrá nadie a quien quieras como a él. Sin embargo, con el tiempo te darás cuenta. De primeras, cuando te valores un poco más y cuando llegue un hombre de verdad que te haga darte cuenta por qué no funcionó con nadie más. Uno de los buenos. En ese momento, terminarás de abrir los ojos. Al principio, puede que tanta luz te ciegue, pero te iras acostumbrando. Te iras acostumbrando a vivir lo que siempre has querido pero que habías terminado por olvidar, te darás cuenta de todo lo que has aguantado ese tiempo atrás sin necesidad. Y vendrán a tu memoria uno a uno los cabrones que creíste que serían de verdad, aquellos por los que lloraste o te sentiste pequeña. En cambio, pasarás a contar buenos momentos hasta perder la cuenta, a sentirte enorme y querida, y todo por darle una oportunidad a lo que siempre renunciaste. Y entonces le mirarás a él. Su sonrisa. Sus manos siempre buscándote. Sus "aquí estoy", sus “cómo estás hoy”, sus “buenos días”. Sus todos. Su vida preparada para compartirla contigo a jornada completa sin necesidad de ir de flor en flor. Su tiempo. Entonces le mirarás y no sentirás miedo del que eras prisionera. Ese miedo a ser rechazada por mostrar tus sentimientos o tu manera de ser. Ese miedo a que huya de tí si descubre tus defectos. Todo eso, dejará de existir y recordarás todo lo que no echarás de menos.
Por todos los hombres buenos.
Por tí.

Y aquí os pongo el enlace de una escena que intentan vendernos como romántica de la serie "El barco", protagonizada por Mario Casas. ¿Pensáis que es amor? https://www.youtube.com/watch?v=gXx_wFSJ0fY